lunes, 6 de julio de 2015

¿Qué clase de UCV le otorga un espacio a una comediante vulgar e ignorante que ofende públicamente la memoria del Libertador?

Alberto Salazar
05-07-2015


Recientemente está corriendo una noticia, difícil de confirmar, de que muy pronto el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV) será el lugar de presentación de una comediante de 3era categoría, vulgar, descocada, fanática de la derecha política y con graves problemas de ira, que la descontrolan con lo que dice. Una que dice locuras, se graba y después pide que la disculpen. Eso en sí, ya resultaría preocupante, pero lo que sorprende es que la misma señora hace pocos días, distribuyó a través de su cuenta en Twitter, un vídeo de muy mal gusto y posiblemente donde evidencia haber cometido faltas legales, donde ofende públicamente la memoria e imagen del libertador Simón Bolívar, del gran mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre y la del precursor de la independencia Francisco de Miranda.

En pocos minutos, bajo una hipotética llamada insultó profundamente a tres de los próceres más grandes de toda latinoamérica y con ello ofendió a casi todos las naciones que honran y admiran a sus libertadores. Y es que si uno se siente gravemente ofendido cuando alguien se mete con la honra de nuestra madre, mujer o hija, entonces, un enorme insulto a nuestros próceres también nos debe resultar indignante. Y si creen que exagero, vean las últimas leyes sancionadas en España, donde no se puede públicamente cuestionar ni al rey, su familia, los representante del ejecutivo, las instituciones, etcétera. La imagen de esa gente se considera fuera de la libertad de expresión. De modo que para muchas naciones, no es aceptable criticar a sus gobiernos y mucho menos a sus héroes. Así pues, la desvergonzada señora a la que hago referencia, ofendió a millones enteros, y   perdonen que no la nombre específicamente, pero me niego a  darle crédito alguno a alguien que insulta en modo tan despreciable, a los héroes de mi patria, a mi identidad como venezolano y a mis hermanos de la patria grande.

Para mi, ella merece ser tratada como una paria, si se descarta algún trastorno serio de su mente. Con ella ya casi no se puede hacer nada, a excepción de aplicarle la ley. Un ser indigno que cree que tan cobarde ataque a los próceres que tanto le dieron a este continente y otros -Miranda se ganó su reconocimiento en el arco de triunfo de París, a punta de verdaderas y sangrientas batallas- es humor, es una persona de una cultura y un conocimiento extremadamente pobre. Es verdaderamente un ser pobre.

Pero lo que no entiendo ni acepto, es que la UCV, la misma universidad que Bolívar apoyó y defendió, la casa que recibió de manos del Libertador y del doctor José María Vargas, sus primeros estatutos republicanos para modernizarla y hacerla una institución al servicio del pueblo venezolano, no proceda de inmediato a cancelar la presentación de la comediante irresponsable. Ya quisiera yo ver que alguien ofenda tan gravemente a la rectora actual y a su conjunto de directivos, y que se les permita presentarse en el Aula Magna. Que la gente lo tome como un simple ejercicio de la libertad de expresión. A que eso no se permitiría.

Y lo último y más preocupante es la reacción de la comunidad ucevista. La nueva generación de la clase media, orientada a la derecha política, ha perdido casi todo su sentir nacionalista. En 1959 Arturo Úslar Pietri profirió un discurso ante la inauguración de una estatua de Simón Bolívar en Washington. Úslar es uno de los escritores venezolanos de derecha más reconocido mundialmente y era tradicional que la derecha venezolana lo escuchara como una guía. Para ese entonces Úslar se extendió en alabanzas hacia Simón Bolivar como las que seguidamente copio:

No voy a detenerme ante vosotros en el elogio de Bolívar, que forma ya parte inseparable de lo más alto y puro del patrimonio común de gloria del género humano. Fue un gran conductor de pueblos, un heroico capitán de la guerra, un creador de rumbos, un decidor y revelador de las hondas verdades yacentes bajo la fluida realidad histórica, y un sentidor, casi poético y casi profético, de la condición de su América. Su obra de pensador político no es menor que sus realizaciones de guerrero y estadista por las que seis naciones le proclaman como su libertador. En los cuarenta y siete años de su vida humana cupo más tarea creadora que en las de los héroes clásicos, creó Estados pero también creó filosofía política, dirigió batallas para derrotar ejércitos, pero también supo concebir la estrategia para luchar contra las imposiciones del pasado y ganarle un futuro mejor. Tanto como la más brillante de sus campañas militares vale su discurso de Angostura que todavía hoy, a ciento cuarenta años de distancia, es una de las interpretaciones más penetrantes de la difícil y confusa realidad histórica del mundo hispanoamericano. Si ese mismo mundo hispanoamericano tuviera que escoger en su historia un solo personero para representarlo en toda su amplitud, en toda su complejidad, en toda su combativa variedad, no podría escoger, entre sus grandes hombres, a otro más calificado que Bolívar.

Pero ese respeto y admiración de Úslar para Bolívar, lamentablemente para las nuevas generaciones de la derecha de nuestros días, al parecer ya no existe. De ser lo contrario, bien podríamos suponer que habría expresado un rotundo rechazo, estaríamos presenciando una avalancha de peticiones para exigir que la grosera y ordinaria comediante se disculpara. Se estaría llamando a boicotear sus presentaciones y sus eventos, los que se dieran, se quedarían vacíos, no llenándo los asientos. Presenciaríamos a sus historiadores favoritos, como Elías Pino Iturrieta o Guillermo Morón, expresar su gran desagrado por los agravios. Cosa que ahora no sucede ya que convenientemente callan, dejando así muy cuestionado su profesionalismo. Tal vez, hasta la academia de la historia, llena de gente de derecha, se habría pronunciado indicando un rechazo frontal a la comediante de pobre categoría. Quien sabe si hasta estaríamos presenciando actos para enaltecer y hacer un desagravio a la memoria del Libertador y más en una fecha cercana al 5 de Julio.

Ahora bien, dado que nada de eso sucede y por el contrario, la UCV le concede el Aula Magna a la señora que cometió tal canallada, y dado que posiblemente se le aplauda y celebre a rabiar, hay que admitir que esta nueva derecha resulta totalmente desintegrada de noción de lo que realmente es la nación venezolana. Se dicen venezolanos, pero no tienen la menor idea de lo que realmente es este país. No hay una historia que respeten, no hay una concepción de trayectoria transitada, no existen modelos que sostengan su pensamiento, no conocen ni comprenden la conciencia venezolana. Lo más grave es que no pueden apreciar ni querer lo que no conocen, como también apuntó Úslar. Son el producto de una desintegración de la verdadera esencia de esta tierra, por ello su patria hoy es un club europeo de fútbol y mañana una marca de ropa estadounidense.

No se plantean dedicar su vida a mejorar el país y solamente juzgan su presencia en este mundo por si disponen de los dólares que quieren para consumir cualquier cosa. Así que bien fácilmente puede comparar a su patria con un rollo de papel higiénico o una pasta dental. Nadie, que ame a su madre va a quejarse de que tenga madre pero no un jabón o un rollo de papel toilet. Le resultaría ofensiva esa atroz comparación. Y si un tercero forma un berrinche infantil y viola varias leyes para mal justificar su derecho a adquirir cuatro pastas dentales, lo rechazaría de plano. Pero esta nueva derecha no es así, estos son apátridas, su patria es cualquier cosa menos este país. Se creen venezolanos, pero no son criollos, porque comer una arepa no te hace ser venezolano. Decir “chamo” tampoco, y es que la identidad y nacionalidad es algo mental que a diario se cree, que nos conduce en nuestro comportamiento, que se defiende, que se atesora y de lo que se está orgulloso. Y estos jamás estarán orgullosos de Bolívar ni de Venezuela. Por eso les ofende el nombre de “bolivariana” para la designación del país. Por ello descuelgan cuadros de Bolívar cuando llegan a Miraflores. Posiblemente ya ni el mismo Úslar les representa. Y es que Úslar era de derecha, pero primero era venezolano y en cierta ocasión sostuvo que:

Bolívar es Nuestra América. Cuanto más criollos son los pueblos, los hombres más lo entienden y más cerca están de él.