martes, 10 de diciembre de 2013

Se hacen llamar expertos pero más bien parecen falsos adivinos

SE HACEN LLAMAR EXPERTOS PERO MÁS BIEN PARECEN FALSOS ADIVINOS

Alberto Salazar
10 de Diciembre de 2013


En ciertas cosas, la sociedad estadounidense resulta peligrosamente pragmática. Si usted es un deportista, esa sociedad espera que triunfe en la disciplina que practica. Si usted es un inventor, los gringos esperan que les invente cosas de utilidad. Si dice ser un intelectual, entonces se espera que realmente lo sea. No que sea un falso intelectual, se quiere que sea capaz de ver lo que a otros se le oculta, que produzca ideas de utilidad, que ofrezca razonamientos que expliquen cosas y que pueda aconsejar con un respetable índice de aciertos. Incluso, los estadounidenses a grupos de académicos, estudiosos, sabios y expertos, le acomodan la designación de “un tanque de pensadores (Think Tank).

Entre otras cosas, los tanques de pensamiento existen para generar planes y programas, que sean realistas, prácticos y efectivos. Que conduzcan a la sociedad a las metas que se proponen. Los planes de pensamiento político, elaboran las metas, dictan el camino, señalan el modo y justifican todas esas cosas. Diagnostican, pronostican, dicen qué hacer y de ser necesario, recomiendan a tiempo qué instrumentar para enderezar el rumbo. Tener un grupo de sabios que “no pegue una” en décadas, sería inaceptable para la sociedad estadounidense.

En nuestro país, varios de nuestros pensadores más celebrados, están acostumbrados a criticar, criticar y criticar, pero pocas veces proponen cosas pragmáticas y útiles para la sociedad. Se quedan en los diagnósticos y cuando les dicen “adelante, condúcenos tú”, se vuelven un kilo de estopa y fracasan. Para ejemplo, basta recordar a aquellos meritorios sabios que guiaron a Carlos Andrés Pérez, durante su segundo mandato, por un abismo económico sin retorno. Economistas que solamente aplicaron las recetas del nuevo liberalismo, hechas en otras latitudes. Aún hoy, varias décadas después y con más que evidentes consecuencias que refieren el gran desastre que hicieron, esos economistas sostienen que no fracasaron, que nunca se equivocaron, que el problema fueron los políticos. Es decir, son incapaces de ver todo el sistema, únicamente miran su parcela. Mucho menos asumen responsabilidades.

Se puede deducir entonces, que esos falsos intelectuales no están preparados para decidir sobre situaciones reales, que generalmente sus recomendaciones son incompletas y para nada prácticas. Son buenos para juzgar lo ya acontecido, con una retórica académica, pero en realidad viven elucubrando planes absurdos en sus torres de marfil. Diagnostican “post-mortem” pero se equivocan para vislumbrar lo casi inmediato.

Y tal vez esto ocurre, porque nadie les recrimina sus equivocaciones. Nadie les exige éxito en sus pronósticos y planes. Nadie les dice “o lo haces bien o te desechamos”. Estos sabios no temen equivocarse por completo, ni tampoco les angustia que deban contradecirse en apenas horas, y a veces hasta son capaces de negar descaradamente lo que previamente hicieron. Se aprovechan de la falta de memoria de nuestra población y del hecho de que, los medios los volverán a llamar para que expliquen y propongan nuevas soluciones. Ni siquiera deberán explicar porqué se equivocaron anteriormente, ya que la página de su descalabro se pasará bajo un silencio cómplice.

Nuestra clase media también sufre esa falla de memoria para demandar éxito y efectividad. Se impresiona con títulos universitarios y con un discurso que le suene a academia. Usted les dice profesor universitario y más de uno lo imagina todo el día envuelto en una toga griega y filosofando cual Platón. A nuestra clase media, que no recuerda las siete maravillas del mundo y apenas puede viajar, repite el mismo destino de Miami, si le hablan en inglés, se inclina como indios de los seriales de las películas de los treinta, que hacían en Hollywood. Cualquiera que tenga aire de “musiú” y hable en lengua foránea, parecerá a muchos como una mente brillante. Esa clase media, frecuentemente acusa a las clases populares de caer bajo el hechizo del verbo populista, del embrujo de las promesas políticas, pero es incapaz de mirar lo que le hacen repetidamente. No observa como un grupo se burla en su cara una y otra vez. Como le prometen victorias con bombos y platillos, que jamás llegan. Esa clase media, media también en su intelectualidad, nunca se toma un tiempo para exigir respuestas serias a sus líderes. Ni a políticos, ni a estos intelectuales que los medios encumbran día tras día.

Pero basta con mirar los últimos artículos de ciertos pseudo intelectuales que critican y critican, para descubrir sus magistrales “metidas de pata”. Aquí una pequeña muestra, no aleatoria, de cómo nuevamente fallaron en sus pronósticos electorales:

La "estrategia" de culpar a la oposición del caos creado por la ineptitud y corrupción del gobierno ya no se la traga el pueblo. Las encuestas registran que más del 70% culpa a Maduro de los males que estallarán el 8D como rechazo masivo a quienes acabaron con el sueño de paz, democracia y prosperidad que les prometieron hace 15 años. Marta Colomina – “Realidad y Cifras no mienten, Maduro sí” - Domingo 10-11-13

Para el gobierno es de vida o muerte imponerse el 8-D. Ya se ha dicho que cuando se cuenten los votos, si el Gobierno se confirma como la minoría que es, se producirá una crisis del madurismo, la versión aguada y piche del chavismo.Carlos Blanco – “Tiempo de Palabra” - Domingo 01-12-2013

Los voceros de la MUD no se preocupan por la parejería que significa el paragón que se hace de un individuo tan escaso de virtudes con la figura del Libertador, hasta el punto de amorocharlos en la peana, sino porque la obligación de la fidelidad sucederá mientras los electores se disponen a votar en las elecciones municipales. Consideran que se le ve la costura a esa mezcla de sacralidad con negocios terrenales. Tienen razón, pero existe otra interpretación que les debe provocar alivio: como ve las elecciones perdidas, la “revolución” se aferra a los milagros del santón a cuya adoración obliga.Elías Pino Iturrieta -“El día de san Gigante”- 17-11-2013

Ahora Maduro no tiene idea de qué hacer. Lo único que podía apaciguar la ebullición del pueblo era el verbo del líder, para mantener las bisagras en su puesto y "el proyecto" en marcha. Pero ahora Maduro ni puede enderezar la economía ni tiene la gracia discursiva para mantener la coherencia.Antonio Rivas -“El presidente en su laberinto”- Martes 29-10-2013

De todas maneras, las dudas que existen sobre el resultado electoral muestran claramente que, sin ese ventajismo, jamás hubiera podido ni siquiera acercarse a los votos obtenidos por Henrique Capriles. Eso lo conoce perfectamente nuestro pueblo.Fernando Ochoa Antich -“Yo no conspiro, digo la verdad”- Domingo 01-12-2013

Pero también -cosas la ciencia ficción- como todo súperpoderoso tiene un flanco débil, un talón de Aquiles. Su criptonita son las elecciones. Su cercanía no le deja descansar, sus poderes se debilitan...Laureano Márquez (haciendo referencia a Maduro) -“Tiene superpoderes”- Viernes 22-11-2013

La cosa es saber si el show (que compromete la economía del país en aras de un resultado electoral cuyos resultados consideran cruciales) ha volteado la tortilla y así los chavistas idos regresaron y la díscola clase media finalmente cayó en el embrujo de las golillas, liquidaciones y demás mojigangas de unos manipuladores que, a expensas de alimentar el ansia consumista (bestia negra de tantos pensadores marxistas), pretenden salvar, por la vía del voto (otra aberración pequeño burguesa), ese curioso pegoste ideológico detrás del cual se esconde el más gigantesco fraude político de nuestra brevísima historia republicana.

Con suerte eso lo sabremos el próximo domingo, pero como el lector debe estar exigiendo una conclusión un tanto menos gaseosa, me atrevería a afirmar, impulsado tanto por el deseo como por la convicción, de que en esta oportunidad la estratagema nos le va a funcionar y si tengo razón la próxima semana trataré de explicarles por qué.
Roberto Giusti -“Las garras temblorosas de los hermanos Castro” - Martes 3 de Diciembre de 2013


Giusti que se equivocó por completo, no tuvo que explicar su error y a horas de completarse el evento electoral del domingo pasado, escribió:

Si bien el objetivo de la Unidad Democrática (convertir en plebiscito las elecciones municipales) quedó fuera de su alcance porque los resultados no fueron lo contundentes que se esperaba (así lo indicaban las encuestas al principio de la campaña electoral), la cosecha electoral del domingo permite pensar que tampoco el chavismo podrá avanzar, sin contratiempos, en su proyecto de dominación. Ha sido, entonces, una suerte de empate que, según y como se miren los números, favorece a una u otra de las dos tendencias en liza, pero siempre por un margen tan escaso que la situación existente antes del 8D sigue siendo la misma.Roberto Giusti -“¿Por qué falla la salida electoral?” - Martes 10 de Diciembre de 2013


Pero más patético aún lucen estos dos “sabios y guías” de la oposición política venezolana, que ni siquiera coinciden en un análisis posterior al evento. A pesar de que disponen de los datos numéricos, sus interpretaciones los contradicen abiertamente:

...el voto opositor (que incluye mayoritariamente al de la Unidad) medido en número de votos populares alcanzó el 53% en tanto que el del oficialismo fue del 47%. Fue un plebiscito donde el gobierno salió claramente derrotado. El gran perdedor fue Maduro.José Toro Hardy -“53% vs 47% a pesa de...” - Martes 10-12-2013

Quiérase o no, Nicolás Maduro consolida su presidencia tras el resultado electoral del domingo.Nelson Bocarandi Sardi -“Runrunes”- Martes 10-12-2013


De modo que ese grupo de supuestos intelectuales a mi me lucen más como discípulos de Adriana Azzi que a colegas de Andrés Bello, George Cantor, o Ludwig Boltzman. Y no es porque esta vez se hayan equivocado, es que llevan como quince años haciendo lo mismo. Además, no parecen comprender ni una aritmética elemental, se confunden con sumas y comparaciones de magnitudes escalares. Así que no comprendo porqué aún muchos los tratan de presentar como pensadores. Cualquiera puede hablar o escribir, lo difícil es hablar o escribir algo de valor real. Un verdadero pensador habla o escribe e ilumina al resto. La gente lo nota y lo que dice se puede verificar.

Aquí la gente le acomoda la culpa a los políticos, otros a los militares, muchos más al pueblo, pero casi nadie señala a estos supuestos intelectuales como un grupo de fracasados incapaces de dar su real aporte al país. Son, como dirían los gringos, unos “perdedores” en su profesión. Razón más para cerrar los ojos ante su charlatanería y hacer uno mismo su propio análisis. Y es que ya lo dijo el escritor de comedias, alemán, Kurt Goezt: “Aunque a todos les está permitido pensar, muchos se lo ahorran.

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